sigue este canal

https://www.dailymotion.com/f100001324100827

martes, 3 de noviembre de 2015

SOBRE LOS MONTES

                                            SOBRE LOS MONTES.

Salmos 121:1-8 Alzaré mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador, Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; el guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.

La vida como creyente es algo muy hermoso pero para nadie es un secreto que no es nada fácil.
No es lo mismo cuando un pez nada con la corriente, a que cuando nada en contra de la corriente. Nadar contra la corriente es más arduo y agotador que nadar a favor de la corriente. Pues así mismo el cristiano es como un pez que nada en contra de la corriente de este mundo perverso.

En el caminar diario uno sufre ataques, presiones, tentaciones por parte del enemigo. Y uno a veces se siente tan cansado, que el deseo de uno es querer tirar la toalla y rendirse. Creo que en algún momento del caminar con Cristo viene esa desazón de no querer seguir y dejar todo de lado.

Uno se pone a pensar: ¿en verdad todo esto valdrá la pena? ¿Toda esta lucha servirá de algo? Algunos se rinden antes de llegar a la meta y se salen de la carrera.

Ahora bien, el punto no es si la carrera es ardua o no. El punto es si estamos procurando poner los ojos en el Señor, quien es el poder y vigor de nuestra fuerza. Muchos que abandonan la carrera es porque pelean con sus propias fuerzas, y no se han soltado del todo en el Señor

Si alguien supo que era pasar problemas era el rey David. No hubo rey en Israel con tantas luchas más que él. Al parecer en la Biblia a ningún otro se le hizo más difícil ser recto ante Dios que el mismo David. Hermano, David era un hombre resuelto a agradar a Dios.

Pero tenía un problemita: en su posición como rey, le tocó pelear con los leones de la carne, y los osos de la tentación. Antes de ser rey, cuando fue ungido como rey por el profeta Samuel, David peleaba con leones y osos para proteger sus ovejas. Y los mataba con sus propias manos. Eso era estar ungido de verdad, solo utilizaba sus manos para derribar y destruir estas fieras que se le presentaban para dañar su rebaño

Sin embargo, el hecho de que David era un hombre que estaba resuelto a agradar a Dios sea como sea, no le quitaba el hecho de que los leones de la carne y los osos de la tentación volvieran una y otra vez para devorarlo. No hay nada peor que cuando uno decide consagrarse, comiencen todas las tentaciones a venir. La chica que antes no te hacia caso, cuando decides entregarte más al Señor, se te lanza como si nada.

Los amigos comienzan a decirte que hagas cosas que antes nunca te habían pedido; peor aún: en el trabajo comienzas a tener insinuaciones de las personas que son compañeros de trabajo. Al parecer cuando uno decide entregarse más al Señor, es ahí cuando Satanás tiende a atacar con más fuerza; porque Satanás conoce el poder de un cristiano consagrado al Señor.

Es en esos momentos de fieros ataques es donde debemos alzar nuestros ojos a los montes. Y no solo alzar los ojos a los montes, sino que debemos mirar sobre, es decir, por encima de los montes. Los montes representan la lucha que estás teniendo en estos momentos. Si solamente miras los montes, y dices: wow, que grande es, te intimidarás por el problema.

La clave para vencer un problema no es ver que tan grande es el problema delante de mí, sino el ver que tan grande es Dios delante del problema.

Todos  tenemos problemas normales, como personas normales que somos. Tenemos problemas como pareja, dudas, en lo económico, escuela o trabajo. A veces dudamos de si Dios nos escucha o no, si la unción esto o lo otro. Pero en estos momentos, lo importante no es detenerse a ver el problema. Lo importante es ver a Aquel que está sobre los montes, porque en Él está nuestra victoria.

El verso 2 dice: Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. ¿Por qué no dice: Viene de Jehová el Guerrero, o viene de Jehová mi Sanador? Dice que viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra, porque así como Dios creó los cielos y la tierra, puede crear la estrategia perfecta para sacarte del problema.

Así como Dios hizo los cielos y la tierra, puede hacerte un camino rector para salir de cualquier circunstancia. Lo importante siempre será que en Dios puedo encontrar cualquier solución para cualquier situación por la cual yo pueda estar atravesando. Dios hará lo que dijo que iba a hacer contigo. Él tiene completo control de tu destino, y nada te faltará.

Lo que Dios dijo que comenzaba a poner en ti, lo está poniendo en tu corazón. Somos humanos, y atravesamos problemas. Pero hay uno que está sobre los montes. Hay uno mayor que cualquier monte. "Jehová en las alturas es más poderoso que las muchas aguas". Cuando estés delante de cualquier problema, ya sea de índole material, físico o espiritual, consúltalo primeramente con Dios. Ora y declara la victoria.

Dios se encargará del resto. Traerá a tu mente y corazón la estrategia necesaria, y lo otro Él lo completará. Es tiempo de que tú y yo dejemos de mirar a los montes, y miremos sobre los montes. No miremos al monte directamente. Mejor es si miramos a ese Dios Todopoderoso que está por encima de todo.

En Dios tenemos la victoria. Debemos proseguir hacia la meta del sumo llamamiento. Todo esto nos lleva a que podamos ver al Señor cara a cara. Pero yo quiero que tú lo creas conmigo.

Que hoy digamos: Romanos 8:35-39

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,  ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario